Cuando la esperanza estaba perdida, los dueños de Nico conocieron a Nancy Margarita Alarcón, egresada de Medicina Veterinaria de la UN, en quien vieron una oportunidad para su recuperación. Ella amplió sus conocimientos en medicinas no convencionales para animales en Argentina, y es una de las pocas veterinarias que utilizan la homeopatía y la acupuntura en perros y gatos.
Este perro de 16 años fue el primer paciente de Nancy en el que aplicó acupuntura. Después de varias sesiones (dos por semana) trabajando en los puntos de vejiga, bazo e intestino grueso, sus dueños empezaron a notar que su mascota comenzó a ladrar de nuevo, a comer y su columna empezó a enderezarse. A los 15 días de tratamiento, los exámenes de laboratorio mostraban una mejoría en su problema de hígado, pues sus enzimas estaban en un parámetro normal; esto le significó a Nico alargar y disfrutar de su perruna vida dos años más.
¿Cómo funciona en animales?
La acupuntura es una medicina tradicional china que consiste en poner agujas en determinados puntos del cuerpo ubicados en meridianos, cada uno de los cuales corresponde a un órgano. En humanos hay 1.000 puntos y en animales 162. Además, hay mapas guía de los perros, caballos, vacas y aves.
Los meridianos que conducen energía son 12 y pasan por varias partes del cuerpo: el de la columna se llama el “vaso gobernador”, y el que pasa por debajo se denomina el “vaso concepción”; otros son el de vejiga, el de riñón, vesícula, hígado, corazón y pulmón. Son puntos en la piel con mayor irrigación e inervación, en los cuales hay más vasos sanguíneos y conductos nerviosos. El punto regula la deficiencia o exceso de energía que causan diferentes tipos de enfermedades. Al poner las agujas allí se producen endorfinas, es decir, hormonas liberadas por el organismo que reducen el dolor y la inflamación y generan placer y bienestar.
Con acupuntura se puede tratar desde una otitis hasta una hiperplasia prostática, ayuda a disminuir el dolor de las fracturas después de una corrección quirúrgica y a combatir problemas cardiacos, entre muchas otras enfermedades; así mismo, es utilizada para corregir comportamientos psicológicos como la ansiedad, la agresividad y la timidez.
El buen manejo de los nervios y la actitud del dueño de la mascota son claves para que el veterinario realice un buen procedimiento. Los animales perciben la energía que sus dueños les transmiten; por ello, la confianza que se tenga en el veterinario es primordial para que la mascota también se relaje y permita poner las agujas, después la sensación es de bienestar y no de agresión, como podría llegar a sentir el paciente.
Según Nancy Alarcón, estos tratamientos hacen que las mascotas sean más calmadas, sus pacientes ya no se rehúsan a entrar a su clínica veterinaria (“Mi mascota feliz”), no tratan de escapar ni tiemblan, sino que por el contrario, entran con más confianza y sin temor. La interacción entre paciente y médico se hace más amable.
La formación ética que le brindó la Universidad Nacional a esta veterinaria, es precisamente lo que hoy la hace sentir orgullo UN, pues la impulsó a buscar nuevos frentes en su profesión y a “estar siempre en la búsqueda de una producción sana”. Según ella, lo que guía su camino profesional es “trabajar con mascotas con algo que no sea tan ofensivo como algunos medicamentos alopáticos. De mi carrera aprendí que me debo a lo que soy y parte de ello me lo dio la Universidad”, concluye.
(Por: Fin/VMH/clc/sup)
N° 390
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